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La historia del bombardeo de la ciudad vizcaína de Guernica vio aumentada su fama de forma extraordinaria, y fue ejecutado por un escaso contingente de tres aviones italianos Savoia S-79 Sparviero y un importante núcleo de aviones alemanes Junkers JU 52 de la Legión Cóndor, preparados como bombarderos, aunque eran aviones de transporte. La misión se realizó durante aproximadamente tres horas de la tarde del citado día, sobre una población que no era objetivo militar, de unos 5.000 habitantes, de los asentamientos agrupados de Guernica, Rentería, Luno y Ajanguiz, en una jornada de mercado parcial, y que se canceló hacia las dos de la tarde. En la villa descansaban unos 2.000 efectivos de distintos batallones de Gudaris por lo que el total de habitantes en ese momento podía llegar a unos 7.000.
Por otro lado, al convertirse la enorme exageración de sus bajas en objetivo de la prensa más sensacionalista, se convertiría con las semanas y los meses, en elemento de propaganda y contrapropaganda, aumentándose hasta la magnificación, los números de muertos y heridos. El autor más comprometido con la leyenda fue el periodista sudafricano George L. Steer, reportero de guerra que vio abultada su fama hasta extremos delirantes. Los corresponsales extranjeros en Bilbao, fueron además de Steer, Noel Monks, Christopher Holme, Mathieu Corman y Watson que habló por Radio Bilbao el día 28 de abril, pero que tampoco estuvo, como ninguno de ellos en Guernica durante el bombardeo.
Según la leyenda publicitada hasta el momento de editarse el libro del norteamericano Herbert R. Southworth La Destrucción de Guernica, Editorial Ruedo Ibérico, Paris 1975, «se bombardeó una población indefensa, carente de interés militar, por ser el 26 de abril lunes era día de mercado por lo que la población presente era de unas 10.000 personas, el frente ese día estaba muy lejano a la población, el ataque fue realizado exclusivamente por aviadores alemanes, que tripulaban bimotores Heinkel HE 111, trimotores Junkers 52 y cazas biplanos Heinkel HE 51. Duró más de tres horas, de las 16:30 a las 19:45, se llegó al ensañamiento al perseguir a la población civil con ametrallamiento a baja altura, la destrucción de la villa fue deliberada con bombas especiales explosivas e incendiarias y el número de víctimas resultó elevadísimo citándose 1.654 y hasta 3.000 muertos y miles de heridos». Algo más tarde se añadieron las especies de «que fue una venganza por el maltrato en Bilbao de un aviador alemán, las declaraciones de alemanes en Núremberg y una reunión en Burgos el 25 de abril para planificar la acción del día siguiente». Según los estudios de diferentes tipos de cargas, en esta misión los Junkers cargaron, como sobre Madrid en noviembre de 1936, por cada avión 16 bombas de 50 Kg. y 288 incendiarias de 1 Kg. Alguno de los aviones pudo llevar una carga de dos bombas de 250 Kg., ocho de 50 Kg. y 32 de 10, pero esta última combinación es muy improbable.
El historiador e investigador español Jesús Salas Larrazábal, estuvo interesado en Guernica desde el primer momento, publicando varios artículos, fruto de su presencia sobre la villa al término de la Guerra Civil Española, entrevistas con testigos presenciales, conversaciones con familiares y revisión de documentos de todas clases, fruto de todo lo cual fue su libro Guernica de 1987, a los cincuenta años del suceso. Pero siendo un perseguidor implacable de la verdad, publicó en 2012 un nuevo libro Guernica: El Bombardeo. La Historia frente al Mito. En esos dos textos se deshacen por completo las teorías de múltiples autores, especialmente anglosajones, que repitieron hasta la saciedad los números y los relatos más escalofriantes, la mayoría pura invención y después repeticiones de unos sobre otros.
Los primeros aviones sobre la villa fueron hacia las 16:00 tres bimotores Savoia S-79 en columna de a uno, que habían despegado de Soria y arrojaron 36 bombas de 50 Kg. sobre el puente de Rentería. Este extremo desconocido hasta 1973, fue descubierto por el investigador Ramón Salas Larrazábal, autor de los cuatro tomos de El Ejército Popular de la República, Madrid 1973, un trabajo imprescindible desde entonces. Según las exhaustivas cuentas del general Jesús Salas el primer avión sobre Guernica fue un solitario Dornier DO 17 hacia las 16:00 horas, que coincidió a distinta altura con los Savoia S-79 italianos. Cinco aviones Fiat CR-32 asistieron a los bimotores italianos con dos servicios de escolta de cinco aviones cada formación, desde Vitoria.
El núcleo tercero lo formaron 17 Junkers 52, en formaciones de tres aviones por patrulla, totalizando tres formaciones de seis aviones cada una, que constituían el más importante de la actuación. Después de analizar todos los posibles esquemas de pasadas y formaciones, se quedó con la de una sola pasada en columna de tres. Fue una misión realizada entre las 18:00 y las 19:00 con gran precisión, como se observa por la cercanía de los impactos, estudiados por Salas con gran minuciosidad. También actuaron sin precisar su misión, tres Heinkel 111 que estaban en fase de experimentación y sobrevolaron el escenario sin acción importante reportada. No hubo en presencia ni aviones de asalto Heinkel HE 51 ni tampoco BF 109.
El abanico de las víctimas se abrió con 800 a 900 según prensa francesa e inglesa, subiendo entre 1.000 y 3.000 según el Cónsul británico en Bilbao, R.C. Stevenson y L’Humanité de Paris con 2.000. El presidente Aguirre a Prieto le transmitió 1.645 fallecidos y 889 heridos, en esos días. Southworth en 1975 todavía daba 592 fallecidos. Es curioso que la prensa de Bilbao era mucho más comedida por aquellos días. Hasta algunos historiadores profranquistas aceptaron las cifras increíbles como Hugh Thomas, G. Roux, Crosier y G. Hills.
Es curioso que todavía en 2005 Anthony Beevor acepte las exageraciones de Steer y las invenciones de aquellos días. Hasta P. Preston todavía en 1994 daba como cifras los 1.645 fallecidos y 889 heridos. Los más moderados siempre fueron las instituciones vascas, y el propio municipio de Guernica, que organizó simposios y reuniones para esclarecer la verdad. En el año 2006 subvencionó la preparación de un reportaje audiovisual y consiguió la presencia y colaboración del ex Rector de la Universidad del País Vasco, Manuel Montero, el citado Beevor, un británico autor de la biografía de George Steer, Nicholas Rankin, seis supervivientes del bombardeo, además de autores importantes sobre el tema, como Ferdinando Pedriali, el alemán Klaus A. Maier y el propio Jesús Salas. Este, en 1987, había publicado los nombres, apellidos, profesión u ocupación, edad y sexo de 126 fallecidos, de los cuales reconocía no tener reconocidos a unos 48. Pero en 2012, veinticinco años más tarde había conseguido afianzar la cifra de muertos, que seguía siendo 126 y reducido la de sin identificar a 20. Una autentica hazaña en busca de la verdad.
Rafael de Madariaga Fernández