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El que en su pueblo motejarán de Anka-Motz o Medio-Hombre, nació en el seno de una familia hidalga y marinera, siendo uno de los caballeros que pasó, por invitación del Rey Sol a su nieto Felipe V para formar oficiales que pudiesen servir en la Marina de España que habría que recrear a la vista del calamitoso estado en que se encontraba en 1700, a la Compañía de Guardias Marinas de Tolón. En calidad de garde de la Marine, embarcó en la insignia de la escuadra francesa del Conde de Tolosa, perdiendo su pierna izquierda en el combate de Vélez Málaga (24.08.1704), librado contra los anglo-holandeses en un primer intento de recuperar Gibraltar.
Siendo teniente de navío, perderá la visión de un ojo en el fuerte de Santa Catalina de Tolón, cuando la plaza fue atacada por los saboyanos. Ascendido a capitán de fragata, mandará una de las de su empleo cuando el sitio de Barcelona donde, además de destacar como eminente táctico, será herido en un brazo que, a partir de ahí, quedará inutilizado.
Cuando empezó a gestarse en Barcelona la creación de la Marina Militar de España, pasará a servir en ella primero con el empleo de capitán de mar y guerra, enseguida cómo almirante de escuadra y, una vez en vigor las primeras Ordenanzas, las de Patiño de 1717, será capitán de navíos desde 01.07.1717, jefe de escuadra desde 16.02.1723 y teniente general de la Real Armada desde 14.06.1734.
En esos empleos de la Marina española, participará en la toma de Mallorca, 1715, pasando después al apostadero de la Mar del Sur (el Callao de Lima) donde permanecerá 14 años mandando su escuadra. En Lima contraerá matrimonio con Dña. Josefa Pacheco de Bustos y allí nacerán los dos primeros de sus siete hijos.
En 03.11.1731, fue nombrado jefe de la escuadra del Mediterráneo, su primera misión fue escoltar al infante D. Carlos (futuro Carlos VII de las dos Sicilias y Carlos III de España), cuando fue a tomar posesión de los ducados de Parma, Toscana y Plasencia.
Enseguida fue a Génova, pues la Señoría era reacia a devolver los dos millones de pesos pertenecientes a la Hacienda española que se hallaban depositados en su Banco de San Jorge, Lezo fondeó allí con seis navíos y exigió el saludo a la bandera y la devolución inmediata del dinero. Llegados a su bordo los comisionados de la Señoría, Lezo les mostró el reloj y fijó un plazo, tras el cual rompería el fuego contra la ciudad; llegó el dinero enseguida y, en gran parte, servirá para montar la conquista de Orán, en cuya expedición (1732) será una de las insignias subordinadas al teniente general Cornejo. Tras la exitosa toma de esa Plaza, se quedará cruzando el Mediterráneo Occidental, volviéndose a lucir brillantemente en Mostagán, donde con gran pericia táctica echará a pique un navío argelino (07.02.1733).
Su momento de gloria llegará en Cartagena de Indias, a donde había llegado mandando, en tiempo de paz, la escolta de una flota de Indias (navíos Fuerte y Conquistador) y donde le sorprenderá la guerra de «la Oreja de Jenkins», y el mando accidental de la Plaza, por muerte de su Gobernador y ser el general más antiguo presente en ella, mando que ejercerá hasta la llegada del virrey Eslava.
El primer amago de Vernón sobre Cartagena de Poniente, fue rechazado por Lezo que manejó la artillería de sus buques (algunos desembarcados e instalados en tierra) con precisión.
En el segundo y gran intento (a partir 15.03.1741) con el virrey Eslava el mando de la defensa, Lezo lucirá sus dotes de estratega y de táctico, no sin tener varias desavenencias con dicho virrey que le costarán incluso su destitución y su triste muerte en Cartagena, tras la retirada de los vencidos ingleses, quizás del tifus. Una vez que en la Corte se aclaró lo sucedido, se concedieron títulos nobiliarios a Eslava y al hijo mayor de Lezo (marquesado de Ovieco).
José María Blanco Núñez