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El 27 de marzo de 1814, el ejército aliado llega a las puertas de Toulouse donde el mariscal Soult se había hecho fuerte, una buena posición defensiva que cubre el curso alto del Garona, amenaza al flanco de Wellington, si este decide pasar a su orilla norte, cubre su propio eje de retirada hacia el este, donde se mantiene el mariscal Suchet, y además consigue abastecimientos imprescindibles por ser una importante base logística.
En la mañana del día 8 de abril, dos divisiones españolas al mando del teniente general Manuel Freire de Andrade, con la artillería portuguesa y fuerzas británicas, pasan a la orilla derecha del Garona y a continuación marchan hacia Toulouse.
El ataque principal fue confiado por Wellington a las divisiones españolas de Freire, a petición de este, y a las 4ª y 6ª británicas de Beresford, a la izquierda de los españoles, mientras la División Ligera británica cubría la derecha del despliegue.
Freire tenía como objetivo conquistar la loma de La Pujade, situada delante de la posición fundamental francesa de Calvinet, para después conquistar el Gran Reducto en el extremo norte.
A primera hora del día 10, las dos divisiones españolas -4ª y Provisional- mandadas respectivamente por los generales José María Ezpeleta y Antonio Garcés de Marcilla, inician la marcha de aproximación, forman en dos columnas de ataque, quedando una de las brigadas de la Provisional en reserva, y ocupan La Pujade, facilitando la entrada en posición de la artillería portuguesa.
El segundo objetivo era el Gran Reducto que debía atacar en coordinación con Beresford, pero el español ataca con dos brigadas en primera línea, una en segunda y otra de reserva cuando el británico estaba todavía en aproximación.
A pesar de las numerosas bajas producidas por el fuego artillero francés, los españoles con Freire al frente avanzaron en orden, rechazaron la línea avanzada de tiradores y al subir la pendiente del Calvinet sufrieron el fuego de la infantería, que volvió a causar numerosas bajas hasta que alcanzaron una posición en desenfilada de fuego, donde sufrieron un fuerte contraataque francés con apoyo artillero que los hizo retroceder. La brigada de reserva y los húsares de Cantabria, al mando de Vicente Sierra, protegieron el repliegue. El regimiento de Tiradores de Cantabria cubrió el de la brigada de reserva hasta que el mismo Wellington le ordenó replegarse.
Pasadas dos horas, los españoles supervivientes reiteraron el ataque sobre el Gran Reducto, consiguiendo entrar en el centro de la posición, pero fueron contraatacados por los franceses del reducto de la izquierda. Los españoles retrocedieron sobre La Pujade y ya con muy pocos efectivos y apoyados por una brigada británica, ocuparon la posición a cuyos pies yacían muchos de sus compañeros muertos.
La mitad de los oficiales resultaron muertos o heridos. Los generales Ezpeleta y Mendizábal y los brigadieres Méndez de Vigo y Carrillo de Albornoz fueron heridos, mientras que los coroneles Balanzat, Sicilia y Ortega cayeron muertos.
La actuación de los españoles consiguió fijar a la división francesa de Villatte facilitando así el triunfo de Beresford.
El día 6, Napoleón había abdicado y Luis XVIII ocupaba el trono de Francia.