Busque en el archivo de publicaciones o dentro de este sitio web
El 1 de marzo se conmemora la publicación en España, en 1893, del primer mapa del tiempo, como parte del primer número del Boletín Meteorológico, editado diariamente por el Instituto Central Meteorológico, antecesor de la actual Agencia de Meteorología.
Este primer mapa fue elaborado en el antiguo observatorio meteorológico del parque del Retiro y recogía datos de 48 observatorios repartidos por España, Portugal, Francia, Italia y norte de África. En él estampa su firma Augusto Arcimis, que fue primer director del Instituto y también considerado como el primer meteorólogo profesional de España.
En él se informaba del estado general del tiempo y se hacía un pronóstico para las próximas horas. También se recogían los datos de presión, temperatura, dirección y fuerza del viento, estado del cielo y estado de la mar, en los distintos observatorios.
Si bien este fue el primer mapa publicado en España, con anterioridad, el 1 de abril de 1875, el diario británico The Times publicaba el que sería considerado como el primer mapa meteorológico de la historia. Su autor fue el científico inglés Francis Galton, considerado como un gran impulsor de la meteorología, padre de la teoría de los ciclones y anticiclones y el primero en establecer un registro completo de los fenómenos climáticos a corto plazo a escala europea. En este primer mapa no se hacía predicción alguna y se limitaba a representar gráficamente la información correspondiente al día anterior facilitada por 50
estaciones repartidas por las islas británicas y el oeste de Europa. Desde la publicación de estos primeros mapas hasta el momento actual, la evolución de la meteorología ha sido muy significativa.
Teniendo en cuenta que esta ciencia, cuyo objeto es el estudio de los fenómenos que se desarrollan en la atmósfera y sus consecuencias, se basa en la dinámica de los fluidos, su desarrollo se ha visto favorecido por un lado por la evolución de las herramientas de tomas de datos (radar meteorológico, satélites geoestacionarios, estaciones meteorológicas automáticas….), por otro, por la alta capacidad de proceso de los ordenadores, que ha facilitado la resolución de las ecuaciones que rigen la dinámica de los fluidos y finalmente por el desarrollo de modelos de predicción, que permiten dar una mayor fiabilidad y utilidad a las mismas.
La importancia de la meteorología se extiende a numerosos campos de la actividad económico y social. La navegación aérea y marítima, la agroalimentación, la prevención de desastres, etc, son sólo algunos ejemplos de ello, de ahí el importante desarrollo que esta ciencia ha ido adquiriendo desde la publicación de estos primeros mapas hasta nuestros días.
Jesús Manrique Braojos