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Nació en Sevilla el 10 de febrero de 1767 don Luis Daoiz y Torres, hijo de don Martín Vicente Daoiz Quesada y doña Francisca Torres y Ponce de León.
Ingresó como Cadete en el Colegio de Segovia, el 13 de febrero de 1782, después de probar su nobleza como estaba establecido en las Instrucciones de ingreso, El Colegio había sido fundado por el Conde de Gazola en 1764 y ya entonces era referencia en Europa por su enseñanza pese a los pocos años de existencia. Salió oficial el 9 de febrero de 1787, con la 18 promoción de Real Colegio, habiendo demostrado demostrando ser buen estudiante y destacar por sus dotes de liderazgo.
Su primer destino y su bautismo de fuego fue en Ceuta, al mando de una batería en los combates que allí se libraron en 1790, mas tarde en 1791 en Orán.
En 1792 asciende por rigurosa antigüedad a teniente, el ascenso por rigurosa antigüedad y no por méritos de guerra, que determinaba una mayor lentitud en los ascensos de los oficiales de este cuerpo que sí podían avanzar con mayor celeridad en la escala general como oficiales de infantería. También tomo parte en las campañas del Rosellón en 1793 y 94, quedando prisionero de guerra en Francia entre 1794 a 1796 y en la defensa de Cádiz contra los ingleses. Después de participar en la guerra contra Inglaterra, según una Real Orden del 26 de febrero de 1791, Oficiales de Infantería y Artillería podían prestar servicio en Marina como agregados. Uno de ellos fue D. Luis Daoiz y Torres, que fue destinado a la Escuadra del Océano en 1797, y realizó dos viajes a América a bordo del navío «San Ildefonso», que contaba con 74 cañones. Al cesar su servicio en la Armada, pasó destinado a Sevilla y el 8 de enero de 1808 es destinado a Madrid, donde cuatro meses después se cubría de gloria defendiendo su honor y la independencia de la Patria. En el realizo dos vueltas al mundo que le sirvieron para ganar los pendientes que se conservan en el Museo del Ejército.
El 2 de mayo de 1808, escribía una de las más brillantes páginas de la Historia de España en la defensa del Parque de Artillería de Madrid, donde el heroico levantamiento en armas contra el invasor francés. La muchedumbre se dirigió al Parque de Artillería de Monteleón, a fin de recabar armas con las que poder enfrentarse a los franceses. Allí los capitanes de Artillería Luis Daoiz y Pedro Velarde, el teniente Arango y de Infantería Goicoechea, así como el Teniente de Infantería Ruiz, con una compañía a los que franquearon la puerta el capitán Daoiz. Los franceses atacaron con una potentísima columna al mando del General Lefranc. La lucha fue tremenda y el comportamiento de los civiles y militares heroicos hasta el extremo, donde recibieron gloriosa muerte Velarde a tiros, y Daoiz, atravesado por las bayonetas francesas, A las doce de la tarde terminó la lucha, escribiéndose una de las páginas más gloriosas de nuestra historia.