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El 5 de noviembre se conmemora el 170 aniversario de la creación del Colegio de Infantería de Toledo, considerado como el origen de la actual Academia de Infantería.
Desde los tiempos de Felipe II, no fueron pocas las escuelas, academias, seminarios y colegios militares fundados en España para la instrucción de los que deberían seguir la carrera de las armas. En 1824, con la idea de aglutinar las distintas enseñanzas y adoptar un sistema progresivo de formación que fuese de lo general a lo específico, se establece en Segovia el Colegio General Militar dividido en secciones para dar cabida a las distintas armas: Infantería, Caballería, Artillería e Ingenieros. Pero esta concepción de Colegio único pronto acaba rompiéndose, debido principalmente al interés de las propias armas y cuerpos en formar a sus propios oficiales. Así en 1826, se abre la Academia de Ingenieros, en Madrid, y en 1829 se restablecía el Real Colegio de Artillería, en Alcalá de Henares, interinamente hasta su vuelta a Segovia.
Esta idea de Colegio único vuelve a retomarse en 1842 con la creación, por parte de Espartero, del Colegio General de Todas las Armas, renombrado dos años más tarde como Colegio General Militar y quedando establecido en Toledo, donde permaneció hasta su disolución en 1850.
Por Real Decreto de 5 de noviembre de 1850, durante el reinado de Isabel II, se suprime el Colegio General Militar y se crea el Colegio de Infantería y el Colegio de Caballería. El de Infantería se estableció en Toledo, en el antiguo Hospital de Santa Cruz, hoy Museo de Santa Cruz, y el de caballería en las aulas de la Universidad Complutense de Alcalá de Henares, hasta su posterior traslado a Valladolid en 1852.
El Colegio de Infantería, renombrado en 1867 como Academia, se cierra en 1869, volviéndose a abrir en 1875, en el Alcázar de Toledo.
Tras varios avatares, trasformaciones y traslados, en setiembre de 1948, queda definitivamente instalada en su actual sitio de la ciudad de Toledo, como seña de identidad de la ciudad y donde goza del cariño y reconocimiento de todos sus habitantes.