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El 27 de octubre se conmemora la muerte en la hoguera, en 1553, del científico y teólogo español Miguel Servet.
Miguel Servet nació el 29 de septiembre de 1511 en Villanueva de Sigena, provincia de Huesca, en el seno de una familia acomodada, ya que su padre era noble y notario del Monasterio de Sigena. Cursó estudios en Zaragoza y Barcelona destacando desde muy joven por su brillantez e inteligencia, adquiriendo muy pronto el dominio de las lenguas clásicas, lo que le permitió profundizar en el pensamiento humanista que acababa de entrar en España, favorecido por la llegada del Emperador Carlos I, rodeado de un círculo de influencia con presencia de importantes erasmistas.
En Castillo de Montearagón tuvo la oportunidad de entrar en contacto con fray Juan de Quintana, personaje que ejercería una influencia vital en su trayectoria. De su mano entró a formar parte del séquito de Carlos I y ello le permitió viajar por distintas ciudades de Europa. Cursó estudios de Derecho en Toulouse, Medicina en Paris y Montpellier y Teología en Lovaina, estableciendo contacto con teólogos y científicos de reconocido prestigio en aquella época, entre los que se encontraba el teólogo y filósofo francés Juan Calvino.
Aunque al principio profesaba la religión católica, escandalizado por la pompa y boato de algunos actos religiosos, pronto empieza a disidir de la propia ortodoxia y a difundir sus propias ideas. Así en 1531 publica su primer libro De Trinitatis Erroribus (De los errores acerca de la Trinidad), en el que cuestiona el dogma de la Trinidad por carecer de fundamento bíblico a la vez que plantea disquisiciones sobre la naturaleza del Hijo y del Espíritu Santo. Un año más tarde publica Dialogorum de Trinitate (Diálogos sobre la Trinidad) y De Justitia Regni Christi (Sobre la Justicia del Reino de Dios), en los que trata de aclarar ciertas dudas planteadas de la lectura de su anterior obra.
Todo ello le valió la persecución tanto por parte de católicos como de protestantes y el comienzo de una vida errante y clandestina tratando de pasar desapercibido y huyendo de los tribunales de la inquisición.
En 1553 publica su obra más famosa, Christianismi restitutio (Restitución del Cristianismo), de la que previamente había mandado una primera versión a Juan Calvino invitándole a hacer comentarios. Se trataba de una obra de carácter teológico, en la que recoge sus ideas humanistas y contrarias al papel de la Iglesia y del Papado en la salvación del hombre. En ella trata de demostrar la naturaleza únicamente humana de Cristo y en la que se muestra contrario al bautismo de los niños, debiendo ser un acto de libre voluntad y, por lo tanto, correspondiente a la edad adulta.
La publicación de esta obra vino a profundizar las diferencias con Juan Calvino, que empezaron a manifestarse tras los comentarios realizados por Servet a su obra Institutio Christianae religionis (Institución de la religión cristiana). Fue denunciado ante los tribunales de la Inquisición y el 13 de agosto de 1553, a su paso por Ginebra camino de su huida a Italia, fue detenido mientras asistía de incógnito a un acto religioso presidido por Calvino. Fue juzgado y condenado por herejía y blasfemia a morir en la hoguera junto con sus libros. La sentencia fue ejecutada el 27 de octubre en la colina de Champel.
Miguel Servet, además de teólogo, tenía amplios conocimientos en física, meteorología, matemáticas, geografía, astronomía y medicina. Precisamente en esta última disciplina destacó por sus avances médicos sobre la circulación pulmonar o también llamada circulación menor, modificando la teoría de Galeno hasta entonces considerada como buena. Según Servet el intercambio de aire con la sangre se producía en los pulmones, donde la sangre llega a través de la arteria pulmonar, se recoge el aire a través de una red de capilares y regresa al corazón por la vena pulmonar, sin que existiera comunicación directa entre los ventrículos. Esta teoría fue recogida y publicada en su obra Christianismi restitutio, pasando un tanto desapercibida por el carácter teológico de la misma.
Más allá de sus avances en medicina y sus disquisiciones teológicas, Miguel Servet creó una corriente que defendía la libertad de pensamiento y expresión de ideas, de acuerdo con la conciencia de cada uno, que puso en práctica a lo largo de toda su vida y especialmente durante el proceso al que fue sometido.
Jesús Manrique Braojos