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9 DE ABRIL DE 1810
Fallecimiento de Alejandro Malaspina
9 DE ABRIL DE 1810. En pleno destierro, tras siete años en la prisión coruñesa del castillo de San Antón, fallecía en Pontremoli, vecina de Mulazzo (Toscana), donde había nacido, uno de los más ilustres marinos que dio la Armada en el siglo XVIII.
Las expediciones científicas de Francia e Inglaterra con personajes como Cook, Bouganville o Lapérouse, mostraban la delantera que habían tomado estas naciones en el campo de la ciencia. Pero España, con la creación de la Academia de Guardias Marinas, el Observatorio Astronómico de Cádiz y las experiencias de Jorge Juan y Ulloa en la medición del grado meridiano, trataba de reducir a pasos agigantados el atraso en que se encontraba la Armada. Con el apoyo del gran secretario de Estado de Marina, Antonio Valdés, y la formación científica de un amplio grupo de oficiales, que ya habían realizado grandes trabajos cartográficos liderados por el brigadier Vicente Tofiño, se pudo organizar la más completa expedición científica del siglo, liderada por Alejandro Malaspina.
En julio de 1789 salió de Cádiz con dos corbetas para llevar a cabo una expedición que duró cinco años, en la que logró levantar una moderna cartografía de las costas americanas y filipinas para facilitar el comercio, además de una serie de trabajos naturalistas y científicos sumamente importantes; los resultados fueron muy valiosos para la ciencia. Pero a su regreso, Malaspina se encontró con el gobierno de Godoy y una situación política que le parecieron nefastos, por lo que, recién nombrado brigadier y deslumbrado por el éxito, trató de derrocar al Príncipe de la Paz, conocedor del peligro de fracasar en el empeño. Este enfrentamiento no solo le envió a prisión, sino que además impidió que se publicaran los resultados de la expedición, salvo los trabajos cartográficos, perdiendo España la excelente oportunidad de agrandar su prestigio. Decía Valdés que Malaspina fue un gran marino, pero un mal político. Sin embargo, el haber actuado conociendo el riesgo que corría, le convierten en un patriota.
Enrique Tapias Herrero