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8 DE ENERO DE 1642
Fallece Galileo Galilei

Galileo Galilei, astrónomo, matemático y físico italiano, nació en 1564 en Pisa. Fue uno de los precursores de la revolución científica durante el Renacimiento. Entre sus obras cabe destacar el perfeccionamiento del telescopio, la primera ley del movimiento (relatividad de Galileo) y un apoyo determinante a la revolución copernicana. Se le considera el padre de la astronomía, la física y la ciencia moderna. Sus trabajos propiciaron las teorías de Newton y con ello, el nacimiento de la balística como ciencia militar. Sus trabajos se estudiaron en las distintas academias de matemáticas y artillería fundadas por España tanto en la Península Ibérica como en Bruselas y en ultramar.

Su trabajo experimental es complementario a los escritos de Francis Bacon en el establecimiento del moderno método científico. Su carrera fue paralela a la de Johannes Kepler (1561-1630). Su trabajo se considera una ruptura de las teorías asentadas de la física aristotélica. Su enfrentamiento con la Iglesia Católica se ha presentado como ejemplo del conflicto entre religión y ciencia.

En 1592 Galileo se trasladó a la Universidad de Padua en la que ejerció como profesor hasta 1610. La marcha de Pisa se explica por diferencias con uno de los hijos del gran duque Fernando I de Médici. Afortunadamente, Padua pertenecía a la poderosa República de Venecia, lo que permitió a Galileo gozar de una gran libertad intelectual, pues los tentáculos de la Inquisición no llegaban hasta allí. En la universidad y en sus clases particulares, enseñaba mecánica aplicada, matemática, astronomía y arquitectura militar.

Principio de relatividad de Galileo: las leyes físicas son las mismas para un observador que está en reposo que para uno que se mueve en movimiento rectilíneo y uniforme; o bien: las leyes físicas son las mismas para dos observadores que se hallen en movimiento rectilíneo uniforme uno respecto al otro.
Del principio de relatividad de Galileo se deduce el principio de D’Lambert que introduce el concepto de fuerza de inercia en sistemas acelerados y su corolario, el principio de equilibrio dinámico.

En febrero de 1605 publicó el Diálogo de Cecco da Ronchitti da Bruzene in perpuosito de la stella Nova junto con Girolamo Spinelli. Aunque la aparición de una nueva estrella y su desaparición repentina entraba en total contradicción con la teoría establecida de la inalterabilidad de los cielos, Galileo continuó todavía como aristotélico en público y copernicano en privado.

Retomando sus estudios sobre el movimiento, Galileo mostró que los proyectiles seguían, en el vacío, trayectorias parabólicas. Hizo falta la ley de la gravitación universal de Isaac Newton para generalizar los conceptos balísticos, aunque el genio inglés murió sin poder explicar el movimiento de graves en medios resistentes, donde encuentran la resistencia del aire o el agua.

En 1606, Galileo construyó un primitivo termoscopio, primer aparato de la historia que permitió comparar de manera objetiva el nivel de calor y de frío. Actualmente se pueden contemplar sus trabajos en el museo de historia de Florencia.

En mayo de 1609, Galileo construyó su primer telescopio. Al contrario que su precursor holandés, este no deformaba los objetos y los aumentaba hasta seis veces en lugar de tres. La imagen obtenida era derecha gracias a la utilización de una lente divergente en el ocular.

El 21 de agosto, apenas terminado su segundo telescopio (aumentaba entre ocho y diez veces), lo presenta al Senado de Venecia. La demostración tiene lugar en lo alto del Campanile de la plaza de San Marco. Los espectadores quedaron entusiasmados: la isla de Murano, situada a dos kilómetros y medio parecía estar al alcance de la mano.

Durante el otoño de 1610, Galileo continuó desarrollando su telescopio. En noviembre, fabricó un instrumento con veinte aumentos para la esfera celeste. Rápidamente, observando las fases de la Luna, descubrió que este astro no era una esfera traslúcida y perfecta como afirmaba la teoría aristotélica y observó una zona entre la sombra y la luz, el terminador, que no era para nada regular, lo que confirmaba la existencia de montañas en nuestro satélite.

En pocas semanas, descubriría la naturaleza de la Vía Láctea, identificaría las estrellas de la constelación de Orión y constataría que ciertas estrellas visibles a simple vista son, en verdad, cúmulos de estrellas. Observó los anillos de Saturno, pero no los identificó como tales. Para él, Júpiter y sus satélites eran un modelo a escala reducida del sistema solar. Gracias a ellos, pensaba poder demostrar que las órbitas de cristal de Aristóteles no existían y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la Tierra.

El 8 de enero de 1610 descubrió los satélites de Júpiter Ío y Europa. Sus diferencias con la cúpula romana le obligaron a quedar confinado —arrestado— en su casa de Florencia desde diciembre de 1633 hasta 1638. Allí recibió algunas visitas, lo que le permitió que sus obras en proceso de redacción pudieran ver la luz en Estrasburgo y París.

En 1636, Galileo escribió su último libro: Discursos, en el que se establecían los fundamentos de la mecánica como ciencia, marcando así el fin de la física aristotélica. Trató de fijar sin éxito las bases de la resistencia de los materiales y terminó este último trabajo justo antes de perder la vista en enero de 1638. Desde entonces, gracias a las transcripciones de su asistente, el padre Ambrogetti, se terminó la sexta y última parte del libro, aunque este último capítulo no apareció hasta 1718. Las cinco primeras partes salieron a la luz en julio de 1638 en Leiden (Países Bajos) y en París. Será leída por las más grandes personalidades de la época. Descartes, por ejemplo, envió algunas observaciones al clérigo y matemático Mersenne, que se encargaría de editar en París el texto comentado.

Galileo, entretanto, había recibido la autorización para instalarse cerca del mar, en su casa de San Giorgio. Permanecerá allí hasta su muerte, rodeado de sus discípulos (Viviani, Torricelli, Peri, etc.), trabajando en la astronomía y otras ciencias. A finales de 1641, Galileo trató de aplicar la oscilación del péndulo a los mecanismos del reloj (el conocido escape de Galileo). Unos días más tarde, el 8 de enero de 1642, Galileo murió en Arcetri a la edad de 77 años. Su cuerpo se inhumó en Florencia al día siguiente. En 1736 se erigió un mausoleo en su honor en la iglesia de la Santa Cruz de Florencia.

Manfredo Monforte Moreno

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