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Al terminar la guerra de Independencia el Cuerpo de Artillería y la Nación desean honrar a los héroes del 2 de mayo de 1808, los capitanes D. Pedro Velarde y D. Luis Daoiz. El traslado se hace de forma solemne y después de varias vicisitudes acaban en 1847 enterrados en unas urnas en el Obelisco a la Lealtad en Madrid.
El día 1 de mayo de 1814, se entregan al director general del Cuerpo de Artillería D. Martín García Loygorri, las urnas de los héroes los capitanes de Artillería D. Pedro Velarde y D. Luis Daoiz.
En marzo de ese año las Cortes habían determinado el trasladados, a propuesta del diputado por Asturias, José Canga Argüelles, desde la iglesia de San Martín, donde fueron enterrados al finalizar los combates del 2 de mayo de 1808, a la Iglesia de San Isidro, hasta que se construyera en los terrenos próximos al Prado un monumento que tomaría el nombre de Campo de la Lealtad.
Al ser entregadas al director general de Artillería, dichas urnas se depositan cubiertas de terciopelo negro en el coche fúnebre, siendo trasladadas al Parque de Artillería, para rendirle los honores fúnebres de capitán general como se había ordenado. Encima de las urnas talladas se colocan la espada, el bastón, el sombrero y la faja de capitán general.
Al día siguiente son trasladadas a la iglesia de San Isidro en los carros fúnebres, lo que describe su biógrafo de la siguiente manera «El lujoso carro fúnebre se componía de una extensa plataforma sostenida por cuatro vistosas ruedas y rodeada por un colgante de terciopelo. Sobre la plataforma descansaba una roca de forma paralelepipédica en la que apoyaban cuatro almohadones sobre los que descansaban las dos urnas. También figuraban dos flameros de alabastro en que se quemaban perfumes; dos leones de bronce que rompían con las garras trofeos franceses; la estatua de la religión con una mano señalando a las urnas y con la otra al libro de los Evangelios; las columnas de Hércules con los dos mundos y dos cañones. El carro fúnebre iba tirado por ocho caballos desherrados, con penachos y largas colas cubiertas de terciopelo negro con franjas de oro, en los que se veían bordadas las armas de las familias de Velarde y Daoíz». De las urnas salen ocho cintas, cuatro a cada lado, que son portadas por ocho componentes del Real del Cuerpo.
Para dicho monumento se convocó un concurso en 1820 que sería ganado por Isidro González Velázquez, siendo colocada la primera piedra el 21 de abril de 1821, parándose la construcción hasta 1836, cuando se reemprenden las obras. Seria inaugurado el 2 de mayo de 1840. Nuevamente serian sacadas las cenizas de la iglesia de San Isidro para depositar en el Campo de la Lealtad. En una urna se depositarían las cenizas de los dos capitanes junto a las demás victimas de aquel día 2 de mayo de 1808, inicio de la lucha contra las tropas napoleónicas en una guerra en la que, después de varios años de lucha, fueron expulsadas del suelo patrio.
El 22 de noviembre de 1985, el rey Juan Carlos I reinauguró el monumento, pasando a dedicarse a todos los Caídos por España, en cuya memoria se colocó una llama que, alimentada por gas, arde permanentemente.
Eduardo García-Menacho Osset