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Juan Curcio, como fue conocido en España, nació en Lieja en 1551. Obtuvo el monopolio del suministro de pólvora a los ejércitos españoles y comerció con armas y salitre, uno de los componentes básicos de la pólvora negra. Murió en Liérganes, Cantabria, el 12 de julio de 1628.
Cuarto hermano de una familia adinerada supo invertir bien su fortuna con la que construyó una fábrica de pólvora aprovechando un molino cerca de Lieja y el carbón de una mina de su propiedad. Con los retornos de la inversión levantó una gran industria metalúrgica que funcionó desde 1605 hasta 1955. Sus siguientes pasos: la construcción de otros molinos, ferrerías y una instalación para la laminación del hierro en los márgenes del río Mosa. Nombrado Comisionario General de Provisiones de Guerra durante los reinados de Felipe II y Felipe III, siguió aumentando su fortuna e influencia y adquirió los castillos de Oupeye y Grand Aaz y levantó su propia mansión, construida entre 1600 y 1610 en Lieja y que actualmente es el museo Curtius de artes decorativas (en la fotografía).
La firma de la paz de España con Francia e Inglaterra y la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas de los Países Bajos en 1609 hicieron disminuir drásticamente los ingresos de Curtius y le obligaron a explorar otros negocios. Tras varios contactos con la Corona española, en 1613 planteó la instalación de una fundición en España. Para ello, se desplazó a Vizcaya para instalarla allí, pero el rechazo del Señorío de Vizcaya, temeroso de la explotación de sus bosques y la pérdida de sus privilegios, condujo a un pleito que duró años. Su tenacidad hizo que buscara otra localización, fijándose en La Montaña (hoy Cantabria) por su tradición en la industria del hierro. En 1617 arrendó en Liérganes el Molino de la Vega y lo reacondicionó: construyó una fragua y compró terrenos forestales además de hierro en varias ferrerías de la comarca. En 1618 alquiló una casa y el Molino de Arriba e incorporó a varios maestros fundidores traídos de Lieja. El importante desembolso realizado y el reducido rendimiento de sus empresas en el principado de Lieja le obligaron a vender los derechos de explotación de las instalaciones de Liérganes en 1628.
Murió asistido por su hijo, capuchino descalzo, en una posada de Liérganes y enterrado en la Iglesia de San Pedro de Liérganes, en espera de poder trasladar el cuerpo a la Iglesia de los Capuchinos Descalzos de Lieja. En los años siguientes la fundición en Liérganes empezó a prosperar con la dirección de Jorge de Bande. Llegaría a convertirse en la principal fábrica militar del Imperio: la Real Fábrica de Artillería de La Cavada.
Manfredo Monforte Moreno