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Francisco Jiménez de Cisneros, cuyo nombre de pila era Gonzalo, más conocido como Cardenal Cisneros, fue cardenal, arzobispo de Toledo, regente de Castilla, Primado de España y tercer inquisidor general de Castilla.
Nació en 1436 en Torrelaguna (Madrid), inició sus estudios en Roa y Cuéllar pasando más adelante a las aulas del Studium Generale franciscano, en Alcalá de Henares, donde estudió gramática, terminando sus estudios de filosofía, teología, derecho civil y canónico en el Colegio Mayor de San Bartolomé en Salamanca, y desde allí pasó a Roma donde, en 1460, fue ordenado sacerdote y ejerció como abogado.
Tras el fallecimiento de su padre, regresó a Castilla en 1466, consiguiendo el arciprestazgo de Úbeda desde donde se enfrentó al arzobispo de Toledo, Alfonso Carrillo de Acuña, lo que le supuso varios años de encarcelamiento, pero sin perder el favor del cardenal González de Mendoza por lo que, en 1478, Cisneros fue nombrado capellán mayor de la Catedral de Sigüenza y vicario general de la diócesis.
Tras una profunda crisis espiritual ingresó en la orden franciscana, donde sustituyó su nombre de pila de Gonzalo por el de Francisco, en honor de Francisco de Asís. Tras pasar por San Juan de los Reyes (Toledo), El Castañar y el convento de la Salceda, la reina Isabel, en 1492, le convence para que sea su confesor, aconsejada por el cardenal González de Mendoza, al que sustituye, a su muerte, como arzobispo de Toledo, lo que suponía ostentar el mayor poder, tras la Corona, al ser Primado de España y Canciller Mayor de Castilla.
De extraordinario talento, fervoroso hombre de Dios, fue un político de enorme talla y desde el puesto de confesor de la Reina, y como responsable de la orden franciscana, inició en esta orden una reforma en profundidad, que extendió posteriormente a otras órdenes. Este proceso fue muy importante, ya que Castilla acababa de salir de una guerra civil y los monasterios estaban abarrotados de gente que buscaba refugio y comida, y entre estas reformas figuraba la de regular la vida en los conventos. Cisneros demostró ser un organizador excepcional, lo que aumentó su prestigio y su fama.
También se le encomendó por la Corona una tarea de enorme alcance: evangelizar las tierras recién conquistadas del reino de Granada, tarea que realizó con gran vehemencia lo que, más tarde, le fue reprochado por los historiadores, pero consiguiendo que miles de mudéjares abrazaran la Cruz.
Entre sus muchas actividades realizó su sueño de convertir el estatus de una escuela que, fundada en el siglo XIII por el rey Sancho IV a orillas del río Henares, en el lugar donde se había ubicado Complutum, la ciudad romana del siglo I a.C., y que, posteriormente, se convirtió en Studium Generale, lugar donde había estudiado el propio Cisneros, en un Colegio de Escolares como consecuencia de la Carta Bulada Inter cetera, solicitada en múltiples ocasiones al Papa Alejandro VI y concedida por éste el 13 de abril de 1499. Esta carta bulada no era una bula como tal, o littera solemne, sino una littera graciosa, o carta de merced, redactada en letra semigótica que se conserva actualmente en el Archivo Histórico Nacional.
El 14 de marzo de 1501 se puso la primera piedra del edificio que albergaría dicho Colegio de Escolares, donde Cisneros se encargó de todo: la financiación, la construcción de los edificios, el cuadro docente, la biblioteca, el templo e, incluso, la jubilación de los profesores.
En 1508 acabaron las obras y comenzaron las clases y en 1510 Cisneros promulgó las Constituciones del Colegio Mayor de San Ildefonso, en las que se plasmaban, con gran minuciosidad, la reglamentación para los estudios de Artes, y lo relativo a las Facultades de Teología, Derecho Canónico y Medicina, contemplando, además, que debían establecerse otros estudios como gramática y griego.
Al promulgarse estas Constituciones, y jurarse por el Claustro, aparece la comunidad universitaria, o sea, la Universidad, como ente con personalidad jurídica propia, dirigida, al igual que el Colegio por un Rector.
Había nacido la Universidad Complutense, primera universidad renacentista, humanista y universal, constituyéndose como el primer campus universitario del mundo.
José Emilio Roldán Pascual