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El 15 de abril de 1914, la Dirección General de la Guardia Civil aprobó, mediante Circular nº 10, la implantación en todo el Instituto del método dactiloscópico como sistema oficial para la identificación de personas.
La propia Circular basaba esta decisión en que este método científico ya se había adoptado por casi todas las naciones, «estando generalizada su aplicación con admirable resultado en lo que hace referencia a la población penal». En estas circunstancias, «no sería admisible que la Guardia Civil, encargada de perseguirla, se mantuviera por más tiempo estacionada en los antiguos procedimientos de investigación y persistiera en la ignorancia de cuanto se relaciona con este nuevo método tan eficaz como sencillo».
En España, el empleo de las disciplinas antropométricas se había iniciado con el establecimiento, en el Gobierno Civil de Barcelona, del primer Gabinete de Identificación Antropométrica en 1895.
El 10 de septiembre de 1896 se aprobó el real decreto por el que se creaba el Gabinete Central de Identificación de la prisión celular de Madrid. Con posterioridad, se instalarían gabinetes similares en las prisiones de Palma de Mallorca, Córdoba, Vitoria, Huesca, Cádiz y otras localidades.
No sería hasta 1901 cuando, gracias al nombramiento del doctor Federico Olóriz Aguilera como inspector técnico de Identificación, cuando se impulsarían estas técnicas, creándose algún tiempo después el denominado «Registro Central de Reseñas» en el ámbito de la Dirección General de Prisiones.
En el haber de la Guardia Civil de aquella época quedan las primeras conferencias impartidas por el teniente D. Miguel Gistau Ferrando, sobre «Investigaciones antropométricas y dactiloscópicas» en 1906, en las dependencias de 1er Tercio en Madrid y la confección por este mismo oficial de la «Cartilla Antropométrica», en la que como apéndice se describía con todo detalle el sistema de clasificación dactiloscópica, cuestiones que permitieron que la Benemérita se adelantara tanto a la Policía como al Cuerpo de Prisiones, para quienes la Dactiloscopia no se establecería oficialmente hasta 1909.
A pesar de su privilegiada posición, hasta 1914 (2 de abril) no vería la luz en la Guardia Civil la creación de un Negociado de Dactiloscopia en la Dirección General. Se designó para mandarlo al comandante D. Eulogio Quintana, que sería auxiliado por el teniente D. José Pastor.
Serán estos oficiales quienes preparen la Circular nº 10, auténtico despegue de la aplicación de los métodos técnico-científicos en la investigación.
Para implementar el método, se acordó que un oficial por cada una de las Comandancias de la Guardia Civil se desplazara a Madrid para, en las dependencias de la Dirección General, recibir la formación que ellos mismos deberían posteriormente impartir en cada provincia al resto de los oficiales de su Comandancia quienes, a su vez, instruirían al personal a sus órdenes.
La distribución progresiva de estuches dactiloscópicos, que contenían todos los elementos necesarios para la realización de la reseña dactiloscópica permitió que, a finales de 1914, el sistema quedara definitivamente implantado en la Guardia Civil, llegando hasta el puesto más recóndito tanto los conocimientos sobre la disciplina como los medios materiales para su puesta en práctica.
A lo largo del tiempo, la dactiloscopia quedó encuadrada en diferentes órganos estando, en la actualidad, incardinada dentro del Servicio de Criminalística, dependiente de la Jefatura de Policía Judicial del Cuerpo.
José Félix González Román