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16 DE JULIO DE 1212
Batalla de las Navas de Tolosa

La Batalla de las Navas de Tolosa fue uno de los enfrentamientos más decisivos de la Reconquista española. Tuvo lugar el 16 de julio de 1212 entre un ejército cristiano liderado por los reyes de Castilla, Aragón y Navarra, y el ejército almohade del califa Muhammad Al-Nasir.

El choque se produjo después de que Alfonso VIII de Castilla lograra formar una gran coalición cristiana y obtener el apoyo del papado para una cruzada contra los musulmanes. Tras varios años de tregua, las incursiones y escaramuzas entre ambos bandos se habían reanudado. Ello llevó a Alfonso VIII a buscar la confrontación definitiva.

Ferrer Dalmau, Augusto. La carga de los tres reyes. Lámina

Los cristianos organizaron sus fuerzas en tres cuerpos principales: uno central, bajo el mando del rey de Castilla, y dos alas dirigidas por los reyes de Aragón y Navarra. Por su parte, los almohades desplegaron su caballería en las alas y escalonaron sus tropas de infantería en el centro, con los fanáticos guardias negros protegiendo la tienda del califa.

Tras algunas escaramuzas iniciales, la batalla se desató con fuerza. Los cristianos resistieron las maniobras envolventes de la caballería almohade y lograron romper el centro enemigo. La carga final de la reserva cristiana, encabezada por el propio Alfonso VIII y el arzobispo de Toledo, fue decisiva para obtener la victoria.

Consecuencias

La batalla de las Navas de Tolosa se convirtió en uno de los hitos más importantes de la historia de España y tuvo un profundo impacto en la política de la Península Ibérica:

  • En efecto, la batalla marcó el inicio del declive del poder musulmán en la península. La contundente derrota de los almohades supuso un duro golpe a su dominio, que comenzó a desmoronarse a partir de entonces. Debilitó interiormente al imperio almohade y precipitó la caída del califa Al-Nasir.
  • Por otro lado, permitió a los reinos cristianos, especialmente Castilla, expandirse hacia el sur. Tras la batalla, Fernando III el Santo conquistó Córdoba, Jaén y Sevilla en las siguientes décadas.
  • Finalmente, contribuyó a la unión de los reinos cristianos peninsulares, que hasta entonces se enfrentaban entre sí con cierta frecuencia. La victoria requirió la alianza de Castilla, Aragón y Navarra.

En resumen, la batalla supuso un punto de inflexión. Permitió a los cristianos tomar la iniciativa en la Reconquista y a Castilla consolidarse como la potencia dominante, mientras el poder musulmán entraba en declive. Esto allanó el camino para la unificación posterior de España bajo los Reyes Católicos.

José Manuel Roldán Tudela

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