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El 17 de noviembre de 1869 se inaugura oficialmente el Canal de Suez, obra que se había comenzado a ejecutar 10 años antes, que costó el equivalente a unos 20 M€ actuales y el sacrificio de unas 30.000 vidas. A su inauguración asistieron autoridades de todo el mundo y la ceremonia fue presidida por la española Eugenia de Montijo, emperatriz consorte de Francia.
La idea se materializó por Ferdinand de Lesseps, diplomático y empresario francés, el mismo que llevó a cabo el inicio del Canal de Panamá. Lesseps se encargó de reunir el apoyo financiero y político necesarios para llevarlo a cabo. Lesseps se convirtió en el primer director de la Compañía Universal del Canal Marítimo de Suez. A partir de ese momento comenzó a intervenir la política y los diferentes estilos de las potencias implicadas, el propio Egipto, el imperio otomano —del que dependía el país africano— y el británico, que también quería su parte en el nuevo negocio. El pachá Said brindó todo el apoyo a su amigo Lesseps para que la obra empezara a ejecutarse. Pero a su muerte, el nuevo gobernante tuvo más reservas que su predecesor y las obras se ralentizaron. Francia se implicó en la construcción y en 1869 se consiguieron unir por primera vez las aguas de los dos mares.
Los trabajos técnicos se llevaron a cabo bajo la dirección del ingeniero Louis Maurice Adolphe Linant de Bellefonds.
Uniendo el mar Mediterráneo con el mar Rojo, su construcción y apertura tuvo un impacto inmediato tanto en el comercio y la economía mundial como en la geopolítica. Ofrece a los buques una ruta directa entre el Atlántico Norte y el Índico Norte a través del mar Mediterráneo y el mar Rojo, evitando el Atlántico Sur y el Índico Sur y reduciendo la distancia del viaje desde el Mar Arábigo a Londres en aproximadamente 8900 kilómetros (5500 mi), o de 10 días a 20 nudos (37 km/h; 23 mph) a 8 días a 24 nudos (44 km/h; 28 mph). El canal se extiende desde el extremo septentrional de Port Saíd hasta el extremo meridional de Port Tewfik en la ciudad de Suez. Su longitud es de 193,30 kilómetros, incluidos los canales de acceso norte y sur. En 2020, más de 18.500 barcos atravesaron el canal (una media de 51,5 al día).
El canal original presentaba una vía de agua de un solo carril con lugares de paso en la Circunvalación de Ballah y el Gran Lago Amargo. Según los planes de Alois Negrelli, no contenía sistemas de esclusas, y el agua del mar fluía libremente por él. En general, el agua del canal al norte de los Lagos Amargos fluye hacia el norte en invierno y hacia el sur en verano. Al sur de los lagos, la corriente cambia con la marea en Suez.
Aunque el canal era propiedad del gobierno egipcio, los accionistas europeos, en su mayoría británicos y franceses, eran dueños de la empresa concesionaria que lo explotaba hasta julio de 1956, cuando el presidente Gamal Abdel Nasser lo nacionalizó, hecho que provocó la crisis de Suez de octubre-noviembre de 1956. El canal es explotado y mantenido por la Autoridad del Canal de Suez (SCA) de Egipto, de propiedad estatal. En virtud de la Convención de Constantinopla, puede ser utilizado «en tiempo de guerra como en tiempo de paz, por todos los buques de comercio o de guerra, sin distinción de pabellón». No obstante, el canal ha desempeñado un importante papel estratégico militar como atajo naval y punto de estrangulamiento. Las armadas con costas y bases en los mares Mediterráneo y Rojo (Egipto e Israel) tienen un interés particular en el canal de Suez. Después de que Egipto cerrara el canal de Suez al comienzo de la guerra de los Seis Días, el 5 de junio de 1967, el canal permaneció cerrado precisamente durante ocho años, reabriéndose el 5 de junio de 1975
El canal es a día de hoy la vía artificial de navegación más larga del mundo con 163 kilómetros de longitud, conecta el mar Rojo con el mar Mediterráneo y su posición en el mapa es estratégica, ya que conecta Europa con el sur de Asia evitando rodear África, suponiendo una ruta internacional clave para el transporte de petróleo desde la península arábica y los países occidentales.
Su última ampliación se produjo en 2015, denominado el nuevo Canal de Suez, es una obra de 72 kilómetros en paralelo al original.
Sus antecedentes hunden sus raíces en el imperio egipcio. Las primeras referencias a un canal entre el Nilo y el mar Rojo están datadas al final del Imperio Antiguo, y de ellas se desprende que no era navegable, ya que se desmontaban los barcos traídos de Biblos para llevarlos a los Lagos Amargos y volver a montarlos allí. Desde los lagos al mar la ruta seguía el curso natural del agua.
En el Imperio Medio la parte sur de esta ruta estaba bloqueada y se usaba el Uadi Hammamat, hasta que durante la dinastía XII se restauró el canal de Tumilat, que se usó como vía comercial durante los reinados de Hatshepsut y Tutmosis III.
Las fortificaciones del Camino de Horus entre los lagos y el Delta protegían el canal desde tiempos del faraón Senusert, y las ciudades de Ramsés, Pi-Ramsés y Pi-Atum, tenían la misma finalidad. A pesar de su valor estratégico y económico, el canal fue abandonado en muchas ocasiones, quedando sepultado bajo la arena después de los ramésidas hasta la llegada de los persas.
En el año 1250 a. C. el faraón Ramsés II decidió ampliar el canal de modo que los barcos mercantes alcanzasen fácilmente el Nilo, y por tanto su capital, Pi-Ramsés. Para ello hizo un canal de cerca de cien kilómetros por el Uadi Tumilat. La vía de agua conducía desde Bubastis en el brazo Pelusiaco, hacia la ciudad almacén de Pi-Atum, y desembocaba veinte kilómetros al este de la ciudad, emplazada cerca del lago Timsah. Ahí Ramsés II interrumpió los trabajos, parece ser que por un error en las mediciones que dieron como resultado una diferencia de altitud insuperable entre el mar Mediterráneo y el Rojo. Esas mismas mediciones erróneas impidieron que ya en el año 1799 se descarte la construcción del canal de Suez planificada por Napoleón Bonaparte.
Francisco José Gómez Ramos