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El día 18 de abril de 1188 se abrían en el claustro de San Isidoro, en León, las Cortes del reino leonés bajo el cetro de Alfonso IX. Fue la primera convocatoria de cortes en Europa con representación de todos los estamentos sociales.
Alfonso IX, cuando llega al trono, con diecisiete años, y ante la mala situación del reino se ve forzado a tomas medidas excepcionales. Convoca a la “Curia Regia del Reino de León” y, por primera vez, en ella no estarán tan sólo las altas autoridades eclesiásticas y el estamento nobiliario, sino que también estarán los representantes de las ciudades: León, Oviedo, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Astorga, Toro, Benavente, Ledesma, …. y de las villas.
Alfonso IX no convocó a los representantes de ciudades y villas por ser esa su voluntad, sino que lo hizo porque necesitaba su apoyo económico como condición imprescindible para salvar el reino.
Desde todos los puntos cardinales surgían enemigos, como las guerras con Portugal y Castilla, y el rey necesitaba dinero para costear su defensa y no poner en peligro el reino que se encontraba, además, ante un alza importante de precios, mientras las aportaciones de la nobleza, encastillada en sus privilegios, no eran suficientes. En aquel tiempo las ciudades mantenían una vida económica próspera y pujante con escasa tributación al tesoro real ya que las villas, por sus fueros, gozaban de importantes exenciones y fue allí, en las ciudades, donde Alfonso IX vio la oportunidad de colaboración con el tesoro real.
Esta ayuda y colaboración no sería gratuita, sino que habría de ser mediante importantes contrapartidas, especialmente en la administración de justicia y en la protección contra los abusos de los poderosos.
De aquellas primeras cortes deriva, por ejemplo, el derecho de todos los súbditos a “pedir justicia” directamente al rey sin tener que pasar por la intermediación de los señores feudales.
Además, se trataron asuntos como la “inviolabilidad del domicilio”, viejo tema del derecho tradicional europeo, así como la obligación de convocar cortes para declarar la guerra y la paz.
Hay quien ha llamado estas medidas, quizás con cierta exageración, la “Carta Magna Leonesa” pero el hecho es que estas medidas, aprobadas en el claustro de San Isidoro en 1188, que ratificaron y ampliaron el “Fuero de León” de 1017, se convirtieron en guía para todas las leyes posteriores.
Así nacieron las primeras cortes democráticas de Europa. Algunos autores aventuran que las de Castilla pudieron reunirse aún antes, hacia 1160. Es difícil saberlo, pero aquellas cortes castellanas no eran una asamblea fija y estable, sino que se reunían con periodicidad discontinua para disolverse tras haber llevado a cabo su tarea.
El hecho cierto es que este “sistema parlamentario” se extendió rápidamente por la España cristiana durante los siglos XIII y XIV, con el nombre de “cortes”. Tras León y Castilla, lo encontraremos en Portugal, Aragón, Navarra, Cataluña y Valencia así como en las “juntas” de las villas vascas.