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22 DE FEBRERO DE 1996. El día 22 de febrero de 1996, Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I, inauguró en su nueva ubicación, situada en la Lonja principal del Cuartel General del Aire, la reproducción del Monumento a los Aviadores caídos en accidente de Aviación desde que comenzaron las operaciones de la nueva arma en torno a 1912. La curiosa y emotiva historia del monumento apareció en la Revista de Aeronáutica y Astronáutica correspondiente al mes de junio de 2018, firmada por el Capitán del Ejército del Aire Miguel González Molina.
«A las víctimas de la Aviación Militar Española. El valor y la ciencia garantizan la victoria». Frase sencilla que hoy, al igual que en 1918 y que un siglo más tarde, sintetizaban perfectamente el espíritu y los afanes de los aviadores. Había sido el 16 de junio de 1918, cuando el rey Alfonso XIII inauguró el monumento en su primera ubicación, en la confluencia de la calle Ferraz y paseo de Rosales de la ciudad de Madrid. Bastantes años más tarde, en 1973 fue trasladado el conjunto escultórico al Paseo de Moret, lugar en el que estuvo hasta 1995. Ese año, ante el importante deterioro que presentaba la materia original –arenisca blanca– se decidió para su mejor conservación su traslado al Museo del Aire de Cuatro Vientos. Fue sustituido por la reproducción que luego se situó sobre el pedestal original en Moncloa (reproducción de las figuras realizada por José Luis Parés Parra, famosos escultor y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid).
El original grupo escultórico había sido erigido por suscripción entre el pueblo de Madrid y realizado por el escultor y capitán Manuel Delgado Brackenbury. Está formado por tres figuras, dos femeninas que representan a España, la central, y la Historia sentada a su izquierda, y una masculina de pie a su derecha, el aviador que aparece ataviado con el equipo de vuelo de la época. En el pedestal se pueden leer los nombres de los aviadores caídos hasta el año 1922, en total 42 que están grabados alrededor del bloque. También figuran un motor del tipo estrella y una hélice rota, junto con un águila abatida que se encuentran en la parte posterior.
Más de cien años después de la primera víctima de la Aviación, el capitán Celestino Bayo, el Ejército del Aire mantiene en un lugar preferente este monumento que ha sido testigo destacado de numerosos homenajes a los caídos y fiel reflejo de que los aviadores actuales siempre tienen presentes en su memoria colectiva el esfuerzo y sacrificio de los que lo dieron todo.
Rafael de Madariaga Fernández