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La Batalla de Wad-Ras (Vad-Ras o Gualdrás), el 23 de marzo de 1860, durante la guerra de África (1859–1860), tuvo lugar tras la victoria de los Castillejos (1 de enero de 1860), donde el general Prim (enseguida marqués de los Castillejos) sacó todo el jugo guerrero de los batallones catalanes, y la toma de la futura capital del Protectorado español (6 de febrero de 1860) que valió al general O’Donnell el ducado de Tetuán.
D. Leopoldo O’Donnell (presidente del Gobierno y ministro de la Guerra), decidió avanzar hacia Tánger con la fuerza expedicionaria de su mando, una vez que dejó guarnecida y asegurada Tetuán. El 23 de marzo, las tropas mandadas por los generales Rafael Echagüe (que, como Prim, hizo lo propio con los vascos), Antonio Ros de Olano y Juan Prim derrotaron, tras encarnizados combates en el valle de Wad-Ras (Ouad- Ra’s, río afluente del Busceja, que forma el famoso desfiladero del Fondak, camino obligado en la ruta de Tetuán a Tánger), a las fuerzas del Sultán marroquí.
Emprendida la marcha desde Tetuán hacia Tánger, los marroquíes, conocedores de la importancia estratégica del puerto atlántico asomado al Estrecho, intentaron con todas sus fuerzas cerrar el camino y defender encarnizadamente el puente sobre el río Busceja (Bu-Seja) que da acceso al poblado de Amsal, al pie del monte Benider, que flanquea esa importante vía de Tetuán a Tánger, antes de adentrarse en el desfiladero del Fondak.
Tomado a la bayoneta dicho puente por los Cazadores de Cataluña y Madrid, los marroquíes intentaron recobrarlo con fuertes contingentes lanzados a su reconquista. Los españoles resistieron el primer asalto, pero necesitaban urgentes refuerzos para continuar su defensa, por ello, el Comandante en Jefe envió a los batallones de «Voluntarios Catalanes» en apoyo de los Cazadores. Esos Voluntarios, tras la toma deTetuán, habían adquirido tal reputación de bravura que no estaban dispuestos a perderla y, rebasando a sus jefes y a la primera línea de tiradores, se lanzaron al asalto a la bayoneta contra el enemigo. Cuando regresaron a la línea española, habían perdido la mitad de sus hombres, ataque que consolidó el vital control del puente. Posteriormente, otros contingentes del ejército español fueron coronando, una tras otra, las alturas que dominan el valle de Wad-Ras. El general Prim emprendió la tarea más penosa, luchando contra enemigos fanatizados, suicidas (encorajinados por ser tiempo de Ramadán) y dispuestos a todo para frenar el avance español. Los batallones de Chiclana, Navarra, León y Toledo perdieron la mitad de sus efectivos. Por fin, Prim y Ros de Olano, quedaron dueños de dichas posiciones flanqueantes que aseguraban la llegada al desfiladero del Fondak.
Al amanecer del día siguiente, O´Donnell ordenó reanudar la marcha para explotar el éxito, atravesar el Fondak y llegar a Tánger, cuya toma, estaba seguro, decidiría el conflicto. Pero, cuando los cornetines tocaban marcha, un parlamentario marroquí se dirigió al mando español, primero de los enviados por el Sultán para proponer iniciar las deseadas conversaciones de paz. El 26 de abril de 1860 se firmará en Tetuán el Tratado de Wad Ras que pondrá fin a la Guerra de África. (Fuente principal: Servicio Histórico Militar: Historia de la Campañas de Marruecos. Tomo I. Madrid, 1947. Páginas 305/313, cuya toponimia respetamos).
José María Blanco Núñez