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El 28 de diciembre de 2005 se lanza el primer satélite del sistema Galileo, el GIOVE-A (Galileo In-Orbit Validation Element), desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, a bordo del cohete ruso Soyuz. Este satélite tiene como objetivo probar las tecnologías críticas en órbita, antes de proceder al lanzamiento del conjunto de los satélites que conformarán la constelación completa. Entre estas tecnologías está el reloj atómico, elemento clave para conseguir la mayor precisión en tiempo y espacio que deberá aportar el sistema.
Galileo es el Sistema Global de Navegación por Satélite (GNSS) europeo, equivalente al GPS americano, al GLONASS soviético o al sistema chino BeiDou. La inquietud de contar con un sistema propio nace a finales del siglo XX cuando un grupo de países europeos, preocupados por la dependencia de los sistemas soviético y americano, que en un momento determinado podrían ser interferidos, degradados o restringidos en su uso, lanzan la idea de contar con un sistema propio que les dotase de una mayor independencia y autonomía, a la vez de que se buscaba unas mayores prestaciones en cuanto a precisión.
Este es un proyecto de carácter y control civil financiado por la Unión Europea, bajo la responsabilidad de la Comisión, que gestiona y supervisa la implementación de todas sus actividades. Para ello cuenta con la Agencia Espacial Europea (ESA) que ha llevado a cabo el diseño, el desarrollo y la implantación de los sistemas de última generación, así como el desarrollo técnico de las infraestructuras. La ESA llevó a cabo las fases de definición, desarrollo y validación en órbita. Desde julio de 2017 la gestión de los servicios de Galileo es llevada a cabo por la GSA, actualmente conocida como EUSPA, acrónimo de Agencia de la Unión Europea para el Programa Espacial.
El segmento espacial del sistema Galileo está constituido por una constelación de 30 satélites de Órbita Terrestre Media (MEO), en tres orbitas inclinadas 56 grados con respecto al plano del ecuador y desfasadas 120º, lo que permite una amplia cobertura de todo el globo terráqueo. Cuenta con un sistema denominado Servicio Publico Regulado (PRS), que le confiere una mayor robustez frente a todo tipo de agresiones, y lo hace idóneo para uso gubernamental por parte de las instituciones públicas, tanto de carácter civil como militar.
El sistema Galileo es interoperable con los sistemas GPS y GLONASS, sin embargo, su fiabilidad y precisión son muchos mayores llegando a alcanzar 1 metro en el servicio gratuito, y de hasta 1 cm en el de pago. El 15 de diciembre de 2016, tras varios años de retraso, los servicios Galileo fueron declarados operativos, suponiendo un hito fundamental en el campo de la navegación por satélite tanto para Europa como para el mundo entero.
El lanzamiento del primer satélite del sistema Galileo, el GIOVE-A, supuso todo un hito para el programa ya que con el daba comienzo la fase de validación en órbita, donde, por un lado, habría que validar las tecnologías críticas, y por otro se ejercerían los derechos de uso de las frecuencias y órbitas asignadas por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) para evitar su perdida.
El lanzamiento del segundo satélite de validación, el GIOVE- B se había programado para unos meses después, pero debido a un problema en el ordenador de a bordo se lanzó en 2008.
Galileo está considerado como un éxito dentro del programa espacial de la Unión Europea no solo por la autonomía e independencia que aporta, sino también por su alto impacto social y económico tanto a nivel europeo como a nivel mundial, contribuyendo a fortalecer el conjunto de Sistemas Globales de Navegación por Satélite.
Jesús Manrique Braojos