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El 29 de septiembre de 1954 entró en vigor el Convenio, junto con su Protocolo financiero, por el que se establecía una Organización Europea de Investigación Nuclear conocida por sus siglas en francés como CERN (Conseil Européen pour la Recherche Nucléaire).
Sus orígenes se remontan a la década de 1940, cuando un grupo de científicos identifican la investigación como herramienta para reconstruir el continente europeo después de los devastadores efectos de la II Guerra Mundial. De esta manera, el 1 de julio de 1953, tras años de intenso trabajo, se abría a la firma en Paris el convenio que inicialmente sería firmado por 12 países y al que posteriormente irían adhiriéndose otros estados, entre ellos España, hasta completar la actual lista de 23 estados miembros.
La Organización, con sede en Ginebra, nace con la finalidad de prever la colaboración entre los Estados europeos en la investigación nuclear de carácter puramente científico y fundamental, así como en la investigación esencialmente relacionada con ella, contando con los laboratorios necesarios para la investigación de partículas de alta energía, incluidos los trabajos en el campo de los rayos cósmicos.
Hoy en día se ha convertido en un modelo de colaboración y cooperación científica a nivel mundial, en donde trabajan reconocidos científicos e investigadores, algunos de ellos premios Nobel, no sólo pertenecientes a sus 23 estados miembros sino también de sus 10 estados asociados, y de más de 60 estados no miembros y organismos observadores.
Entre sus infraestructuras destaca el Gran Colisionador de Electrones y Positrones (LEP: Large Electron-Positron collider) en funcionamiento entre 1989 y 2000, gran protagonista en la producción de pares de bosones W± y Z0, actualmente desmantelado y sustituido por el Gran Colisionador de Hadrones (LHC: Large Hadron Collider) que constituye el último eslabón de una compleja red de aceleradores y detectores en donde las partículas alcanzan energías de hasta 6,5 TeV por haz, y que ha permitido el descubrimiento y estudio del bosón de Higgs.
Este Gran Colisionador de Hadrones, consistente en un anillo de 27 Km de imanes superconductores, con una serie de estructuras de aceleración para aumentar la energía de las partículas, es el acelerador de partículas más grande y potente del mundo y ha sido una obra de ingeniería excepcional, donde han concurrido distintas ramas y disciplinas y ha supuesto alcanzar retos tecnológicos hasta entonces no imaginables.
El CERN no solo ha contribuido a un mayor conocimiento y comprensión del universo a través del estudio de las leyes de la física y especialmente de la física de partículas, sino que gracias al desarrollo de modelos y herramientas necesarias para su funcionamiento la sociedad en general se ha visto beneficiada de estos avances tecnológicos. A título de ejemplo baste recordar que el desarrollo de la World Wide Web (www) en 1989, por el científico británico Tim Berners-Lee, tiene sus orígenes en esta Organización, como herramienta necesaria para compartir la información de los científicos de una forma automatizada y de acuerdo con un formato estándar.
El desarrollo de pantallas táctiles, tan usadas hoy en día en tantos dispositivos, tuvo su origen en las salas de control de los aceleradores del CERN, tecnología que fue transferida posteriormente al ámbito industrial para su total explotación.
Por otro lado, el desarrollo y mantenimiento de importantes bibliotecas matemáticas, los sistemas de almacenamiento masivo, o el empleo de la capacidad de computación a través de red son solo algunos de los muchos ejemplos de tecnologías desarrolladas en el CERN que han contribuido a un mayor desarrollo tecnológico e industrial en beneficio de la sociedad.
A lo largo de los años el CERN se ha convertido en sinónimo de excelencia en investigación, estableciéndose como un modelo para la colaboración científica, la innovación tecnológica, la formación y la educación más allá de las fronteras. Su nivel de exigencia, siempre en la frontera de la tecnología, se ha convertido en un verdadero banco de prueba de soluciones tecnológicas con aplicación en campos tales como el aeroespacial, la medicina, la protección medioambiental, la digitalización, etc., que redundan en un mayor desarrollo y bienestar social.
Jesús Manrique Braojos
