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4 DE MAYO DE 1675
El rey Carlos II de Inglaterra ordena la construcción del observatorio de Greenwich
El 4 de mayo se conmemora la orden dada por el rey Carlos II de Inglaterra, en 1675, de construir un observatorio astronómico en la ciudad de Greenwich a la vez que se creaba la figura de «Astrónomo Real», cuyo primer cargo recayó sobre el astrónomo John Flamsteed, seguido posteriormente por otros de reconocido prestigio como Edmond Halley y James Bradley.
El encargo que el rey Carlos II le hizo a su primer astrónomo real y que constituye el motivo fundacional del observatorio fue «la rectificación de las tablas de los movimientos de los cielos, y los lugares de las estrellas fijas, a fin de averiguar la tan deseada longitud de los lugares para el perfeccionamiento del arte de la navegación».
Con el desarrollo de la navegación marítima como motor de la actividad económica europea, cada vez se hizo más patente la necesidad de contar con información astronómica suficiente y de calidad para ayudar a la navegación, la cartografía y el cronometraje, incluido la determinación del origen de tiempos para medir la longitud.
Hasta entonces la latitud, magnitud ligada al ecuador, era relativamente fácil de determinar en base a la posición del sol, la estrella polar u otros cuerpos celestes. Sin embargo, no ocurría lo mismo con la longitud, ligada al movimiento de la tierra, ya que para ello era necesario conocer la hora en un lugar de referencia, la del lugar a determinar, un origen único y relojes de suficiente precisión. Resolver el problema de la longitud se había convertido en el objetivo de los principales astrónomos, subvencionados por los gobiernos de las principales potencias marítimas.
En 1714 el Parlamento Británico estableció el Consejo de la Longitud, integrada por astrónomos de reconocido prestigio, muchos de ellos pertenecientes al Observatorio de Greenwich, que establecería premios de distinta cuantía para los que presentaran soluciones prácticas a este problema.
La solución vino, 60 años más tarde, de la mano de un relojero de Yorkshire, John Harrison, que desarrolló unos cronómetros de gran precisión y estabilidad, los llamados «serie H», probados por su hijo William en sus viajes, capaces de dar una precisión tres veces superior a la establecida por el Consejo.
En 1773, el Parlamento Británico, tras largas discusiones y controversias entre el Consejo y John Harrison, concedió la parte del premio que le restaba por cobrar a Harrison y le reconocía como la persona que había resuelto el problema de la longitud.
A partir de ese momento empezó a desarrollarse una extensa cartografía que tomaba como meridiano cero al que pasaba por el Observatorio de Greenwich. Pero no sería hasta 1884, año en el que 25 países representados por 41 delegados reunidos en Washington, D.C. elegían al meridiano que pasa por el Real Observatorio de Greenwich como meridiano cero o Meridiano Principal Universal, asignándole la longitud 0º, 0’ 0’’ y de esta forma quedaba establecido el origen de las longitudes.
En 1957, debido a problemas de contaminación atmosférica y lumínica que dificultaban las observaciones, el observatorio se trasladaba al castillo de Herstmonceux, en el condado de Sussex y posteriormente en 1990 a la Universidad de Cambridge.
Hoy en día el original Real Observatorio de Greenwich, ha quedado convertido en museo, considerado patrimonio cultural de la humanidad, formando parte del Museo Marítimo Nacional. Cuenta con un planetario y numerosas galerías con instrumentos y relojes que dan fe de lo mucho que contribuyó al desarrollo de la ciencia, y en particular de la física, la cartografía y la astronomía.
Jesús Manrique Braojos