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Cuando el Secretario de Estado Marshall aceptó una invitación de la Universidad de Harvard para recibir un título honorífico el 5 junio de 1947, nada hacía prever un acontecimiento histórico.
El Departamento de Estado había informado que el general pronunciaría un discurso por la tarde pero que no quería que fuera el más importante de la ocasión, lo que evitó la presencia de representantes de otros gobiernos y de la prensa, y las 15.000 personas presentes simplemente esperaban escuchar a una de las personas más admiradas de EE. UU.
Sin embargo, no fue un discurso menor, sino la cuidada puesta en escena de la culminación del cambio de la política seguida por EE. UU. desde el final de la segunda guerra mundial dos años antes.
Marshall leyó un breve y medido discurso, destacando la necesidad de un plan de ayuda económica para apoyar a las naciones devastadas de Europa a recuperarse de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. Al pronunciar la frase: «Es lógico que Estados Unidos haga todo lo que esté a su alcance para ayudar a restablecer la salud económica normal en el mundo, sin la cual no puede haber estabilidad política ni paz asegurada», acababa de comprometer a Estados Unidos a considerar un plan de recuperación europeo.
La política en vigor, que planteaba no llevar a cabo ninguna medida para la rehabilitación económica de Alemania acababa de cambiar por la que reconocía que «una ordenada y próspera Europa requiere la contribución económica de una estable y productiva Alemania».
Así se puso en marcha el Plan Marshall. Un plan que pretendía contribuir a la reconstrucción europea mediante una ayuda de carácter global, no país a país, lo que permitía incluir entre los beneficiarios a Alemania.
Los diecisiete países que formaron parte del plan fueron Grecia, Portugal, Austria, Bélgica, Francia, Islandia, Irlanda, Italia, Dinamarca Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido y Alemania Occidental. La URSS rechazó la oferta de participar y obligó a sus satélites de Europa del Este a hacer lo mismo.
A lo largo del verano de 1947, los diecisiete estados se reunieron en París para definir la estructura y distribución de la ayuda estadounidense y enviaron a Washington el borrador de plan que incluía ayudas por 22.000 millones de dólares, cantidad que el presidente Truman redujo a 17.000 millones.
Tras el golpe ejecutado por el Partido Comunista de Checoslovaquia en febrero de 1948, aumentó el temor al avance del comunismo y se precipitó la aprobación del European Recovery Program el 3 abril de 1948, solamente 10 meses después del discurso del general Marshall en Harvard.
El plan alcanzó una ayuda de 13.000 millones de dólares (aprox. 175.000 millones de dólares actuales) entre 1948 y 1952 y los principales países receptores fueron el Reino Unido, Francia y Alemania Occidental
El plan sentó las bases del mundo que hemos vivido los últimos 75 años. Supuso el comienzo de la integración económica y política de Europa, la Guerra Fría y la creación de la OCDE y posteriormente de la OTAN.
Detrás del discurso estaba George Catlett Marshall Jr, nacido en 1880, que tuvo una larga carrera militar que culminó como jefe del Estado Mayor del Ejército de Estados Unidos entre los años 1939 y 1945, que reordenó y modernizó la estructura del ejercito preparándolo para el combate y diseñó la estrategia central de todas las operaciones aliadas en Europa.
Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, se retiró del ejército y fue enviado como mediador a China para intentar detener la guerra civil entre nacionalistas y comunistas.
En 1947 volvió a Estados Unidos y fue nombrado secretario de Estado, cargo del que dimitió en 1949, tras oponerse al reconocimiento del estado de Israel.
En 1950 fue nombrado secretario de Defensa, puesto al que renunció en 1951. Posteriormente fue nombrado presidente de la Sección norteamericana de la Cruz Roja.
El 30 de octubre de 1953 le comunicaron que le había sido concedido el Premio nobel de la Paz.
En su discurso en Oslo comentó: «Ha habido muchos comentarios sobre la concesión del Premio Nobel de la Paz a un soldado. Me temo que esto no me parece tan extraordinario como evidentemente les parece a otros. Conozco mucho de los horrores y tragedias de la guerra».
Falleció el 16 de octubre de 1959.
Jesús Alonso Martín