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En la noche de este día, cuando el crucero salía del puerto de La Habana, fue abordado por el mercante de bandera española Conde de Mortera. El crucero izaba la insignia del comandante general del Apostadero, D. Manuel Delgado Parejo, que fue una de las victimas del suceso, así como su comandante, el capitán de fragata D. Francisco Ibañez, el alférez de navío D. Abelardo Soto y D. José García Junco, el contador de navío D. Gonzalo Puello, que apareció atado a la caja del buque como dando a entender que él no abandonaba el dinero que el Estado le había confiado, el médico D. Faustino Martínez, que tuvo también comportamiento heroico, el primer maquinista Sr. Zerzuela y, de los 148 restantes de su dotación, fallecieron 31 más, muchos de estos náufragos fueron devorados por los tiburones, que por entonces abundaban en esas aguas habaneras.
Parece ser que el Sánchez que estaba en la canal de salida, se quedó completamente a oscuras por un fallo eléctrico y comenzó a hacer señales fónicas al Conde de Mortera, que entraba en ese momento. Por razones nunca bien aclaradas, los oficiales del mercante no comprendieron dichas señales y, por eso, abordaron al crucero.
El Sánchez era un modesto crucero de 3ª clase, construido en los astilleros Forges et Chantiers de la Méditerranée (Tolón-Francia) debido a la ley Rodríguez de Arias de 1875, para la tercera guerra carlista, junto con su gemelo el Jorge Juan. Al terminar dicha guerra pasaron a servir en ultramar.
Ambos cruceros fueron botados el 23 de marzo de 1876, desplazaban 935 tons., tenían 62 metros de eslora y 10 de manga, con 5,5 de puntal y 4,8 de calado. El casco era de hierro y su máquina, de 1100 CV, les permitía un andar de 11 nudos, y una autonomía a velocidad económica de 1.690 millas. Estaban armados con tres cañones Parrot de 160 mm, 2 Krupp de 75 mm, 1 de bronce de 80 mm y dos ametralladoras.
La tragedia vistió de luto a La Habana y a la Armada durante una larga temporada en la que negros nubarrones acechaban la efímera paz que en ese momento se disfrutaba.
José María Blanco Núñez