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Catarroja, 16 de diciembre de 2024
El lunes 16 de diciembre de 2024 el secretario general de la Academia y de la Fundación se desplazó a Valencia y Catarroja. Le llevaba hasta allí el encargo de dos empresarios patronos de la Fundación de las Ciencias y las Artes Militares para canalizar ayudas.
Nuestro secretario acompañaba a Antonio Ramírez, presidente de la empresa TSD. Esta empresa dispuso que el dinero que se iba a dedicar a la comida de Navidad corporativa iría este año para los damnificados por la dana en Valencia.
Antes de ir a Catarroja, Antonio Ramírez se reunió con el teniente general Francisco Gan Pampols, vicepresidente de la Generalitat y buen amigo de nuestra Academia. Llevaba el abrazo y el agradecimiento de nuestro presidente, el general de ejército Jaime Domínguez Buj.
La situación en la “huerta sur” era crítica, con un gran esfuerzo necesario para la recuperación. Voluntarios, militares y ayudas insuficientes por doquier. Solidaridad y algunos actos de gente sin escrúpulos que se aprovecharon del caos. La villa de Catarroja estaba tomada por camiones militares, motobombas y enormes vehículos de desatascos.
En la residencia de ancianos, sor Guillermina, acompañada de una hermana, nos mostró las consecuencias del desastre. Una residencia que cuida de 33 mayores que tuvieron que trasladarse. La planta baja estaba arrasada. El sótano imposible. La capilla, perdida a pesar de los esfuerzos de los infantes de marina que la habían vaciado de cieno. Como si de un milagro se tratase, un infante había encontrado la llave del sagrario entre el cieno. No había altar ni bancos. Todavía se podía recuperar el sagrario. El resto de las estancias estaban anegadas, nada valía para nada. Una imagen de la virgen de los desamparados, la cheperudeta, se había salvado, aunque estaba llena de barro. El vídeo del enlace de abajo habla por sí solo. Las necesidades son urgentes: desde equipamiento básico (furgoneta, electrodomésticos, sillones ortopédicos) hasta suministros médicos. TSD se ha comprometido a proporcionar ayuda material.
Nos contaron que ambas monjas quisieron asistir al funeral de estado en la catedral de Valencia, pero que al no tener invitación tuvieron que hacer cola. Saludaron a los reyes y se abrazaron a Juan Roig, un ángel, junto a Amancio Ortega, para ellas y sus vecinos.
A los infantes de marina, sor Guillermina les agradeció el esfuerzo de vaciar de cieno el sótano y les confió que su mayor ilusión era visitar el Juan Carlos I, atracado en el puerto de Valencia. Los militares les permitieron cumplir su ilusión y también recibieron a los niños del colegio de su orden en Valencia.
Después de la residencia de ancianos, visitamos el colegio Larrodé, una cooperativa de profesores conocida por su calidad y seriedad. Mostraron el desastre que había provocado la dana: aulas arrasadas, comedor y cocinas devastadas, patios y vallas arruinadas, un ascensor inutilizado. Una ruina para una cooperativa donde cada euro invertido sale del bolsillo de sus docentes. Nadie mostraba cansancio ni desesperación. Sólo pensaban en la recuperación y en cómo salir de esta dramática situación y retomar la normalidad. Afortunadamente, María Durán, directora general de MBDA España (empresa patrono también de nuestra Fundación), deseaba canalizar ayudas de su empresa. Ningún sitio mejor para ello que este colegio devastado.
Durante la visita llegó un joven para entregar la recaudación de una obra de teatro de Madrid. Otra empresa se había comprometido a reponer la valla perimetral, lindante con el barranco del Poyo.
La imagen más conmovedora fue la de ver a los niños entrar al colegio entre aplausos de los militares, animándolos a retomar sus estudios. Este momento quedará grabado en sus memorias y en las nuestras. Los valencianos han sido, de nuevo, un ejemplo para todos. Han ofrendado nuevas glorias a España, otra vez.
Para la Fundación y la Academia de las Ciencias y las Artes Militares ha sido un honor apoyar las iniciativas de nuestros patronos para tratar de aportar ayuda, aunque tan sólo sea un granito de arena en la inmensidad de la desgracia.